El miércoles 21 de enero nuestros alumnos de 4º ESO, acompañados por
su tutor y el profesor de Tecnología, visitaron durante toda la mañana las
instalaciones del ADA-ITS Instituto Tecnológico Superior, dentro de nuestro
Plan de Orientación Vocacional Profesional.
Tras la primera impresión que ofrece su colección de aviones y
helicópteros fuimos amablemente recibidos y guiados en un recorrido por sus
instalaciones, donde se nos dio una panorámica de toda la oferta educativa de
este Centro, que se enfoca principalmente hacia la formación profesional.
Cuentan con ciclos formativos de grado medio en electromecánica de
vehículos, técnico de sistemas microinformáticos y redes y técnico de
telecomunicaciones, y con ciclos de grado superior en mantenimiento aeromecánico
y en aviónica. También imparten bachillerato tecnológico, eminentemente
orientado a la inserción en el mercado laboral.
Tres millones de puestos de trabajo, nos decían, se prevé harán falta
en Europa relacionados con el sector técnico. Manifestaban sentirse muy orgullosos al
contactar con empresas para la realización de prácticas y comprobar que
antiguos alumnos eran empleados de las mismas.
Igual de orgullosos nos sentimos nosotros cuando un antiguo alumno
nuestro, Manuel Murube, que se labra allí su futuro, parece que con
aprovechamiento (donde no haya un antiguo alumno del Convento…), nos recibió al
inicio del recorrido.
Sin embargo, lo que más entusiasmó a nuestros pupilos, después del
generoso desayuno con que fuimos obsequiados, fue la actividad final de la
visita. Durante dos horas, en una de las aulas con equipos informáticos,
asistieron a una lección magistral en la que se iniciaron en la programación de
aplicaciones informáticas para dispositivos móviles.
Programaron, sí, como suena, tres aplicaciones. Una inicial de
práctica. Otra con la que el móvil se transforma en un lienzo para pintar que
se borra automáticamente al agitarse. Y una última que lo convierte en un
traductor, de modo que tras escribir cualquier frase en español y pulsar un botón
diseñado por ellos hace aparecer en pantalla la traducción al inglés, mientras
una voz robótica la pronuncia.
Al final, nos quedamos con la valoración absolutamente positiva que nuestros anfitriones hicieron del comportamiento y actitud de nuestros alumnos y, sobre todo, con su disfrute. “Maestro, queremos más excursiones como esta” (decía Jerónimo) es la mejor frase que podemos escuchar cuando acaba una actividad de este tipo.