6 de septiembre de 2018

Los colegios diocesanos inician el curso con la celebración de la Eucaristía

La Capilla Real de la Catedral ha acogido este mediodía la Eucaristía de inicio de curso del profesorado de los colegios diocesanos, pertenecientes a la Fundación de Enseñanza Victoria Díez.
La celebración, en la que han participado en torno a 150 personas (entre miembros de la Fundación, directivos y profesores de los diez centros), ha sido presidida por el Arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, y concelebrada por los capellanes de los centros educativos.


En su homilía el Arzobispo hispalense ha instado a los presentes a “anunciar a Jesucristo sin vergüenza, si miedo ni complejo, porque este es el mejor presente que le podéis hacer a vuestros alumnos”. En esta línea, ha hecho hincapié en que Jesús es “la mayor fuente de riqueza espiritual y humana”, y ha animado a no sólo darlo a conocer a través de las clases de Religión, sino de forma trasversal en el resto de formación del alumnado. Además, ha señalado la importancia de dar un “testimonio de vida atractivo, luminoso y coherente con la fe”.
Igualmente, don Juan José Asenjo, ha recordado sus visitas pastorales a los distintos centros diocesanos durante el pasado curso. Al respecto, ha confesado que su impresión “fue muy positiva” y ha insistido –como hizo entonces- en que el profesorado de un colegio religioso debe ser “de casa, es decir, que ame y ponga a Jesús en el centro de su vida, que se identifique con la identidad genuina de nuestros colegios”.
Monseñor Asenjo también ha hablado sobre la situación de la familia en la actualidad y ha señalado que, en cada vez más hogares, los padres han dejado de ser esa “iglesia doméstica” que era antes, por eso ahora, “los profesores tienen que ser también los primeros catequistas de los niños”. Y ha pedido que participen en la Pastoral Vocacional, presentando con naturalidad la vocación a la vida religiosa y al sacerdocio: “la pastoral vocacional es una responsabilidad polifónica en la que toda la comunidad cristiana tiene un papel; por eso, os invito que interpelar a los alumnos a cuestionarse su vocación y a que incentivéis la oración con ellos”.